Estrategia Nacional de Territorios Inteligentes: de la estrategia a la acción con João Roque Fernandes

João Roque Fernandes habla sobre los retos, las prioridades y el impacto de la Estrategia Nacional de Territorios Inteligentes.

João Roque Fernandes es miembro del Consejo Directivo de AMA – Agencia para la Modernización Administrativa y ha liderado la implementación de proyectos estructurales para la transformación digital de la administración pública en Portugal. En esta conversación, celebrada durante la III Conferencia Internacional de Políticas Públicas y Ciencia de Datos, el 20 de mayo de 2025, destacó la importancia de la Estrategia Nacional de Territorios Inteligentes como catalizador para una verdadera Smart Nation.

La entrevista aborda los principales retos en la gestión de datos a nivel municipal, desde la necesidad de recopilar información a gran escala hasta su transformación en conocimiento útil para orientar políticas públicas más eficaces. João Roque Fernandes subrayó que el verdadero territorio inteligente es aquel que está al servicio de las personas, un territorio en que la tecnología y los datos operan de forma invisible, eliminando barreras y promoviendo la calidad de vida, la inclusión y el bienestar.

“Un territorio inteligente es aquel que está al servicio de las personas.”

João Roque Fernandes

João Roque Fernandes

Miembro del Consejo de Administración de AMA (Agencia para la Modernización Administrativa)

UW: ¿Qué papel desempeña la Estrategia Nacional de Territorios Inteligentes en la creación de ciudades inteligentes y en el uso eficaz de los datos a nivel local y central?

JRF: He venido aquí, sobre todo, para explicar en qué consiste la Estrategia Nacional de Territorios Inteligentes. Para ofrecer una visión más operativa de cómo creemos que debe ser la estrategia para alcanzar los objetivos, siendo que el objetivo final es que tengamos una smart nation, un país que realmente consiga tener un volumen elevado de datos. Lo que esta estrategia pretende es obtener muchos datos, mucha información y conseguir que esa información se utilicetanto a nivel de la administración pública local como central.

Por encima de todo, el gran reto es financiar el máximo número posible de propuestas. Y en este sentido también tuve la oportunidad de mencionar las cifras que hemos tenido en esta estrategia, que han sido indicativas del éxito que estamos logrando.

Vamos a tener una gran parte del país cubierta con sensores, con sistemas de gestión urbana, y creo que el gran reto, después, será superar ese nivel. Es decir, una vez que tengamos todos los datos disponibles, ¿cómo los transformamos en información útil y en información que permita definir mejores políticas públicas y definir mejores acciones? En este sentido, creo que los retos variarán de un municipio a otro, porque hay municipios que efectivamente tienen mucha más experiencia e información que otros.

Por encima de todo, el primer objetivo es romper las barreras de tener la información y, después, de contar con los sistemas que permitan trabajar esa información y, sobre todo, que permitan más adelante e definir políticas, hacer simulaciones sobre esas políticas, percibir localmente en el territorio el impacto que esas medidas tienen efectivamente. Consiguiendo de forma predictiva, esas simulaciones, tener un resultado más cercano a la realidad y que será la realidad final, a diferencia de lo que tenemos hoy en día, que no se basa en datos y sí en percepciones. A menudo, las políticas que acabamos adoptando no tienen los impactos esperados.

 


 

UW: Según su experiencia en AMA – Agencia para la Modernización Administrativa, ¿qué define un territorio inteligente?

JRF:Creo que, ante todo, un territorio inteligente es aquel que está al servicio de las personas y que les permite disfrutar de un mejor urbanismo, una mejor calidad de vida. El profesor Miguel Castro Neto dijo aquí, en una de sus intervenciones, que el objetivo de la ciudad es ser transparente y creo que una buena ciudad, una buena ciudad inteligente, en última instancia, será eso.

Es decir, que la ciudad esté al servicio de las personas de tal forma que se vuelva casi inexistente, es decir, que la persona circule por el territorio y tenga todas las condiciones para no encontrar barreras. A menudo, las barreras que se crean en las propias ciudades, ya sean arquitectónicas, funcionales, de transporte público, de aparcamiento, de movilidad urbana, de salud, de la propia seguridad, y las ciudades inteligentes son las que garantizan la confluencia de todos estos factores para el bienestar último de la personas que viven o circulan en esa ciudad.

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