Plataformas de Gestión Urbana para una ciudad más inteligente, una conversación con Filipe Araújo

Descubra el impacto de las Plataformas de Gestión Urbana para crear ciudades más inteligentes.

Filipe Araújo, Vicepresidente del Ayuntamiento de Oporto, ha sido uno de los principales defensores de la innovación y la transformación urbana, trabajando para implementar soluciones que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos.

Ubiwhere habló con Filipe Araújo en el marco de la 1ª Conferencia Smart Cities Portugal, celebrada el 27 de marzo de 2025, explorando el impacto de las Plataformas de Gestión Urbana en los ciudadanos y en los gestores municipales.

“Hablamos mucho de ciudades inteligentes y del desarrollo del entorno urbano, pero en realidad de lo que estamos hablando es de ayudar al ciudadano a tener una mejor calidad de vida y mayor bienestar.”

Filipe Araújo

Filipe Araújo

Vicepresidente del Ayuntamiento de Oporto

UW: ¿Cuál es la importancia de la colaboración entre entidades públicas y privadas en la gestión de una ciudad?

FA: El futuro de nuestras ciudades pasa, inevitablemente, por una mejor relación y un trabajo más comunitario. Ese espíritu de comunidad implica involucrar al sector público en asociación con el sector privado y, al final, colocar al ciudadano en el centro de todo lo que se desarrolle. Cuando hablamos de ciudades, hablamos de ciudadanos, de bienestar, de desarrollo urbano y de su calidad de vida.

Y para eso, reconocemos que el sector público tiene muchas responsabilidades, pero necesitamos un sector privado dinámico, con sentido de innovación, que impulse las soluciones que buscamos y que, junto con nosotros, ayude a construir un mejor concepto de ciudad. Hablamos mucho de ciudades inteligentes y del desarrollo del entorno urbano, pero al final del día, de lo que realmente se trata es de ayudar a los ciudadanos a vivir mejor y sentirse mejor.

 


 

UW: ¿De qué manera mejoran las Plataformas de Gestión Urbana la vida del ciudadano?

FA: Cuando hablamos del mundo digital, hablamos de una complejidad creciente. Todos vemos la cantidad de información que generamos, que crece a un ritmo abrumador — y en las ciudades ocurre exactamente lo mismo.

Durante la última década, hemos asistido a un aumento enorme del volumen de información generada en las ciudades: mediante sensores, a través de nuestra movilidad, de las tarjetas que usamos, de la información que consultamos o que está a nuestra disposición. Para gestionar toda esa información —proveniente de semáforos, del uso de servicios, de la gestión diaria de incidencias, de procesos de licencias—, es necesario integrarla. La información dispersa no tiene valor. Si la reunimos en una plataforma urbana y la tratamos desde una visión común, entonces podemos aprovecharla.

¿Y a quién ayuda esto? A quienes toman decisiones políticas o técnicas, a quienes gestionan la ciudad día a día. Vivimos en un mundo basado en los datos, el llamado data-driven decision making, y las plataformas urbanas permiten tomar decisiones con base en datos reales. En Oporto, hemos trabajado intensamente en esa agregación. Procesamos miles de millones de eventos en pocos meses en la plataforma que gestionamos en la ciudad. Solo podemos trabajar con esos volúmenes de datos de forma digital y con el uso de tecnologías adecuadas. Por eso, estas plataformas tienen todo el sentido.

 


 

UW: ¿Los ciudadanos ya se están beneficiando del uso de esta plataforma?

FA: Sí. De hecho, los miles de millones de eventos que procesamos se relacionan con muchos de los servicios que los ciudadanos ya utilizan en su día a día, como es el caso de la tarjeta “Porto.”. La información que hoy ponemos a disposición ofrece muchos beneficios al ciudadano de Oporto a través de esa tarjeta.

Gran parte de la tecnología que permite gestionar esta tarjeta se basa precisamente en una plataforma digital. Servicios como la movilidad o el wifi gratuito, por ejemplo, son interoperables y están operativizados a través de una plataforma urbana. Cuando se registra una incidencia (como un bache o una bolsa de basura fuera de lugar) a través de la aplicación, esa información pasa por estas plataformas digitales, lo que permite una respuesta mucho más rápida y eficiente. Y como hablamos de dinero público —dinero de todos—, ser rápidos y eficientes se traduce, claramente, en un beneficio. En Oporto, ese beneficio ya se percibe, por ejemplo, en el precio del agua o de la recogida de residuos. Así que sí, el ciudadano de Oporto ya se beneficia, y mucho, de este entorno digital que está detrás —poco visible, es cierto—, pero que le ayuda en su día a día.

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